El sabor amargo de su piel
La repugnancia que me generaba su presencia
Esa sonrisa rispida
El porte firme
De una mirada esquiva
El reflejo verde
Entre su ropa y sus lentes
La dentadura plastica
Y sus zapatos de paso fuerte
Sus llamados con cortesia
Complaciencia de un tiempo que fue
Un lugar que no tiene sitio
Espadas que cayeron
Con fusiles mal apuntados
Entre aviones sin rumbo
A mar abierto
Caminos que dicen no existir
Murallas que se derribaron a cantos
Estrellas que dejaron de brillar
Puños que se alzaron a la dominacion del silencio
Colores coloridos, rojos y amarillos
Mi libro en la mano
Eduardo querido
Si estuvieras a mi lado
Una charla de pares amigable compartiria
Tolerancia, me cuesta
Que sentir mas que rechazo.
Hierve sangre roja
Como las manchas que marcan tus hojas
Trato de ser indiferente,
Pero tengo una posicion
Fusil contra fusil.
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